Un fotógrafo y una arquitecta están intentando tener un hijo. Mientras tanto ella recibe, por parte de un misterioso personaje llamado Cumas Baba, el encargo de diseñar y construir un laberinto ubicado en las áridas tierras cercanas al Campo de Cartagena. El fotógrafo, que hace las veces de narrador, se encarga de tomar imágenes de esta zona próxima al Mar Menor donde se realizarán las obras. Poco a poco el laberinto se va colando dentro de sus sueños debido al uso de Beta, una sustancia que permite a quien la consume actuar de forma consciente dentro de ellos. Todo esto irá provocando que, paulatinamente, se vaya dando
una confusión entre sueño y realidad. En este ambiente alucinado, el fotógrafo empieza a obsesionarse con una novela que su padre escribió en 1975: Hombre pasea Conejo. En ella aparecía Kerényi, un conejo antropomórfico que parece haberse escapado de la ficción y que empieza a ser el peculiar lazarillo del fotógrafo en su deriva por el laberinto onírico que cada noche se repite en la cabeza del protagonista. Los encuentros de la pareja con Cumas Baba y Pitia Calipso, su estrambótica acompañante, van hilvanando una historia en la que los límites entre la vigilia y el sueño se disuelven.
En cierto modo Homoconejo es una novela sobre el descenso al ultramundo, un descenso semejante al que hicieran Orfeo o Gilgamesh, y que reactiva símbolos y mitos primitivos usando la imagen del laberinto.
Esta obra de Alfonso García-Villalba es un novela visionaria que, en cierto modo, homenajea a otras narraciones de semejantes características como Compañía de Sueños Ilimitada de J.G. Ballard y Paprika de
Yasutaka Tsutsui y donde reverberan ecos del cine de David Cronenberg en eXistenZ o el David Lynch de Mullholand Drive. A lo largo de sus páginas encontramos temas como el sexo, la fecundación, la identidad o el döppelganger desde un punto de vista esquizorrealista. Al contrario de las fábulas tradicionales, estamos ante una antifábula de la que el lector no debe extraer ninguna enseñanza sino, más bien, perderse dentro del laberinto que sus páginas configuran.
Alfonso García-Villalba (Murcia, 1975). Hasta ahora ha publicado Esquizorrealismo (EDA Libros, 2014) que, en palabras de Alejandro Hermosilla, es una obra donde se subraya “el absoluto engaño de lo real”. Formó parte de la antología Black Pulp Box (Aristas Martínez, 2013) con el relato “Sangre ácida” y en 2011 participó en el monográfico Mario Bellatin: El experimento infinito (promovido por la revista digital El Coloquio de los Perros) con el ensayo de ficción “Mario Bellatin, lector de Cien millones de seres extraños”. En 2016 aparecerá su ficción breve “Alonso K.” dentro del libro colectivo El Quijote a través del espejo (EDA Libros-Universidad de Málaga), coordinado por Juan Francisco Ferré. “Alonso K.” es una adaptación libre en formato corto de la obra de Cervantes aunque desde una perspectiva psicotrópica y paranoide.
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